Como nueva creyente, una de las primeras cosas que aprendí en la iglesia sobre mi identidad fue que “soy hija de Dios”. Pero con el pasar de los años supe en verdad lo que significa llamar “Padre” a Dios y ¡necesito recordarlo diariamente!
Quienes hemos abrazado el evangelio de Cristo ¡somos hijos de Dios! Esta es una verdad profunda que analiza de forma creativa y precisa el libro Para siempre: Lo que la adopción nos enseña sobre el corazón del Padre, escrito por Aixa de López. Dirigido a la iglesia, este libro nos recuerda lo que significa llamar a Dios “Padre nuestro”, ilustrando verdades eternas a través de historias de adopción.
Aixa es autora, blogger, o en sus propias palabras “una mamá que ama al Señor y que, de paso, escribe” (p. 16). Nacida en Guatemala, sirve en las juntas directivas de ACH (Alianza Cristiana para los Huérfanos) y CAFO (Christian Alliance for Orphans). Este libro es su segunda obra, y en él describe cómo la adopción apunta hacia el evangelio.
El texto está dividido en seis capítulos que abordan distintos aspectos de la historia de nuestra redención: nuestra necesidad e incapacidad de ser salvos (cap. 1), la obra de la Trinidad que la hizo posible (cap. 2-4), el resultado (cap. 5) y nuestro llamado (cap. 6), con un enfoque en cómo nos relacionamos con la niñez vulnerable.
¡Somos hijos de Dios!
Por su carácter narrativo, cada página de Para siempre abunda en palabras hermosamente organizadas y de imágenes evocativas (hasta las lágrimas). Pero ninguna de estas virtudes diluye la consistencia de su argumento: “[La adopción] apunta a una eternidad adquirida, donde nuestros corazones naturalmente huérfanos dejan de serlo, confían perfectamente y gozan de Su Padre para siempre” (p. 55).
A medida que avanza el libro y cada una de sus historias, la autora responde a las preguntas: ¿Por qué era necesaria nuestra salvación? ¿Cómo fue posible? ¿Cuál es la garantía de que ha ocurrido? ¿Cuáles son sus evidencias en nuestra vida? Al mismo tiempo, nos muestra quién es nuestro Dios y nos llama a adorarle y vivir para Él.
Las ideas expresadas en este libro no solo corresponden al mensaje de las Escrituras al describir cómo ocurre nuestra entrada a la familia de Dios (salvación), sino que también es un ejemplo del uso acertado de pasajes bíblicos, principalmente de la carta a los Efesios. Estas páginas son el resultado de un estudio comprometido y fiel a la Palabra de Dios.
Asimismo, el texto procura precisión al abordar asuntos sobre la adopción y proporcionar datos sobre psicología infantil, traumas y otros asuntos afines. Aunque no es el propósito del libro ser un tratado técnico, la autora brinda información y terminología adecuada para la comprensión del tema. Además, incluye un breve glosario de términos para asegurar que autor y lector están sobre el mismo terreno desde el principio.
Mientras leía, cada palabra traía a mi mente la frase “sazonada con sal” (Col 4:5-7). Aixa trata temas difíciles y confronta nuestra frecuente indiferencia hacia los vulnerables o nuestra necedad al no reconocer nuestra condición pasada y el don que hemos recibido en Cristo. Sin embargo, lo hace con gracia y amor, como una hermana que se identifica con nosotros y está dispuesta a caminar a nuestro lado.
Además, es notable la sensibilidad de la autora que —incluyendo su propia experiencia— relata historias reales de adopción y sus complejidades, propias de nuestro mundo caído, sin exponer a sus participantes. La narración hila las distintas situaciones, a veces dejándolas en suspenso, para al final mostrarnos un tapiz terminado que no es más que un retrato de nuestro Dios Trino y su gloria mostrada en el evangelio.
¿Y ahora que?
Para siempre nos recuerda el amor de nuestro Dios al hacernos sus hijos. El costo de esa adopción nos muestra su santidad, justicia, fidelidad. Este es un libro sumamente edificante. Pero no solo es bueno para nuestras almas por recordarnos quién es nuestro Dios y nuestro lugar delante de Él, sino por su constante llamado a vivir de manera consistente con ese conocimiento.
“El fruto inevitable de un pueblo expuesto a la verdad es la justicia que se expresa de múltiples maneras: en cómo ama, empezando por los que viven bajo su techo e incluyendo a los vulnerables que le resultan humanamente inconvenientes” (p.194).
Al final de cada capítulo, Aixa nos invita a interactuar con lo aprendido por medio de una sección llamada “Anota y medita”. Esta sección hace al libro un recurso más práctico. También encontrarás formas de involucrarte en el cuidado de la niñez vulnerable, aun si la adopción no es un llamado para ti.
En definitiva, Para siempre es un recurso de valor para la iglesia por su enfoque hacia lo eterno, el evangelio de Cristo. Y aún más, al tratar el tema de la adopción y celebrar la dignidad de toda vida humana, no solo es relevante, sino urgente para nuestros días en los que son promovidas agendas abortistas en nuestros países.
Si, como yo, necesitas recordar qué significa ser hijo de Dios y cómo vivir de manera consistente con la verdad de las Escrituras en nuestros días, la lectura de este recurso te será útil y estimulante.